miércoles, 8 de diciembre de 2010

Dirigido por ... Zhang Yimou (II). De Keep Cool a La Maldición de la Flor Dorada.


Con Keep Cool (1997) Yimou demuestra que lo suyo no es seguir por una senda trillada y sorprende a todo el mundo con una ruptura radical de estilo. Aquí todo es urbano, moderno, frenético, la cámara no deja de moverse, el montaje es cortante en ese recorrido por la China urbana contemporánea, rodaje en Pekín incluido, un mosaico impresionista que no gustó a las autoridades chinas que prohibieron su exhibición en Cannes, aunque una copia clandestina pudo ser proyectada en el Festival de Venecia donde este radical giro no fue muy bien recibido y se fue sin premios. Es la primera película del director sin Gong Li tras la ruptura de la pareja.
Su ritmo de trabajo prosigue incansable y en 1999 tiene listas ¡2 películas!: El camino a casa y Ni uno menos. En El camino a casa no hay ninguna pretensión de renovación o ruptura. Es tan solo la conmovedora historia de un amor contada con ternura, limpieza formal y clasicismo. A través de un relato situado en el mundo rural se aprecia un enfrentamiento entre tradición y modernidad. mientras que la vida actual está retratada en un desvaido blanco y negro, el relato central sobre el noviazgo entre la joven del pueblo y el maestro que viene de la ciudad, está fotografiado en preciosos colores. En El camino a casa Yimou extrae auténtica poesía visual de una trama simple en la que el director recrea paisajes e interiores, ceremonias y rituales, vestuarios, rostros, gestos y miradas, logrando un film de serena belleza. Una jovencísima Zhang Ziyi debuta en el cine en esta película.
En Ni uno menos, Yimou, recupera el ámbito rural y el tono documental de Qiu Ju, una mujer china llevándolo un paso más: no hay actores, todos hacen de sí mismos. El director chino quiere ser lo más cercano posible a los personajes. Casi todos los diálogos se van improvisando día a día. La trama no puede ser más simple: una niña de 13 años tiene que sustituir al maestro de una aldea que se debe ausentar por un mes. Sus relaciones con los alumnos, algunos apenas 3 años menores que ella, son difíciles. Eso, y su aventura en la ciudad en la búsqueda de un alumno que ha ido allí a buscar trabajo, es todo su argumento. Con un estilo deudor del Neorrealismo (aquí vuelve a utilizar la cámara oculta) Ni uno menos se erige como una película de de sentimientos directos, un canto a la solidaridad y la esperanza aun en los medios más duros.
En Happy Times Zhang Yimou incide en los ambientes urbanos de Keep Cool añadiendo esta vez un tono cómico de comedia costumbrista hasta ahora inexistente en el cine del director. La narración es sencilla, la puesta en escena funcional. Hay momentos que parecen un homenaje al Chaplin de Luces en la ciudad.
Con Hero y las 2 películas que le siguen, La casa de las dagas voladoras y La Maldición de la Flor Dorada, vuelve a dar un giro a su filmografía. Son películas de alto presupuesto, movimientos de cámara espectaculares, multitud de extras, tono operístico para, en el fondo, historias intimistas de arrebatadora belleza plástica y gran riqueza visual. Cine para ver y disfrutar en una pantalla lo más grande posible. Películas que manejan una especie de star system asiatico: Jet Li, Tony Leung, Maggie Cheung, Zhang Ziyi, Takeshi Kaneshiro, Andy Lau, Gong Li, Chow Yun-Fat.
Hero (2003) pone en escena con apabullante brillantez formal un wuxia (tradicinal aventura épica de artes marciales). El tratamiento dramático del color vuelve a ser aquí uno de los puntos fuertes, aunque esta vez de manera menos sutil, pero eso sí, de una belleza visual impresionante. Es una película que juega con el punto de vista al modo del Rashomon de Kurosawa, pero, como hija de la posmodernidad que es, se apunta a explorar la línea de esas películas que cuestionan el status del propio relato manipulando su condición ortodoxa. Así, podríamos interpretar Hero, como un juego mental en el que nada de lo que vemos debe ser tomado como algo real o cierto. Es Hero un film esencialmente visual, un disfrute de los sentidos, una película para ver más de una vez.
La casa de las dagas voladoras (2004) continúa la senda iniciada por Hero. Esta vez las fantasiosas coreografías de luchas de artes marciales envuelven una preciosa historia de amor a tres bandas en la que romanticismo y fatalismo se dan la mano. De nuevo luce el virtuosismo de Yimou (la escena coreográfica en la Casa de las Peonias), otra vez los colores (esas secuencias en el bosque de bambú). La película funciona con una mayor coherencia dramática que Hero, que por momentos, parecia una sucerión de extraordinarias set pieces.
La tercera de esta imposible trilogía es La Maldición de la Flor Dorada (2006) y supone el reencuentro con Gong Li. Es otro espectáculo multicolor, de coreográficas batallas, dentro de un esqueleto de drama shakespereano de intrigas palaciegas puntuadas por breves y llamativos estallidos de violencia. Para mi gusto, un punto por debajo de las dos películas anteriores.
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1 comentario:

Anele dijo...

Veré La maldición de la flor dorada.

Desperté a estas películas con la Linterna Roja.
Me encantan.

Gracias Leolo.
Un saludo.
;)