viernes, 20 de noviembre de 2009

La tía Tula (Miguel Picazo, 1963)

La tía Tula es una película clave de una época del cine español. Por una parte se trata de una de las escasas adaptaciones que se han hecho para el cine de una obra de Miguel de Unamuno. De otro lado, su importancia estriba en la precisa manera en que es representativa de la vida en provincias en un país y en un momento histórico, años 60, en el que en otros lugares comenzaban a germinar lmovimientos que llevarían más adelante a profundos cambios sociales. La adaptación por parte de Miguel Picazo de la novela unamuniana fue bastante libre. Al director le interesaba más que nada las relaciones entre Tula y Ramiro, el esposo de su hermana que al fallecer ésta se va a vivir con sus dos hijos a casa de Tula, articulando así la película sobre el motivo central de la represión sexual en una cerrada y endogámica sociedad de una pequeña ciudad. El microcosmos que presentaba, al igual que otra gran película anterior -Calle Mayor (Juan Antonio Bardem, 1956)-, era la trasposición de un país, España, que se mantenía anclado en unas rancias costumbres y en una moral católica represora.
La tía Tula fue presentada en el Festival de San Sebastián de 1964 y ganó el Premio a la mejor Dirección además de la Perla del Cantábrico a la mejor película en español. Asimismo tuvo un notable éxito de público, que encontró en los personajes de la película aspectos y problemas plenamente reconocibles.
El film se sustenta sobre las consecuencias de una determinada educación -con su concepción del sexo como pecado- ejercida férreamente por la Iglesia Católica. La represión sexual de Tula y la sublimación que de esa represión lleva a cabo solo puede acarrear resultados negativos. El atávico machismo inculcado en la sociedad española todavía cercena más las pocas salidas que se le ofrecen a una mujer como Tula, soltera y virgen, ya rebasada la treintena. Picazo acierta al retratar la verdad que se esconde tras el altruista comportamiento de la Tía Tula. Escenas como la de la confesión de Tula al párroco -extraordinario José María Prada- son de una precisión admirable. Al final la soledad y la derrota serán el único horizonte en la vida del personaje encarnado por Aurora Bautista.
La tía Tula supuso el punto culminante en la filmografía de su director, Miguel Picazo, quien bajará el nivel en sus posteriores trabajos. En su deber está el acierto de recuperar a una excelente Aurora Bautista, la que había sido balnca heroína en aquellos films de Orduña, falseadas películas históricas de cartón piedra a mayor gloria de cierta idea rancia y obsoleta de un país impuesta por el régimen de Franco. Su interpretación de Tula rompe con el estereotipo asignado a la actriz y, en un papel totalmente distinto, el resultado es excelente.

1 comentario:

BLAS dijo...

Mi amigo Enrique Iznaola me regaló un libro que analiza esta peli y publica el guión de la misma. EStube en un homenaje a Miguel Picazo, hace unos años en Úbeda. Bonita película.

Felicidades, me gusta su blog.