miércoles, 12 de agosto de 2009

Dirigido por ... PAUL SCHRADER.







"En elmundo pasan cosas que no sospecha (...), cosas que es mejor no saber. Hay puertas que no deberían abrirse."

(Andy Mast, detective privado, a Jake Van Dorn, su angustiado padre cuya hija ha desaparecido, en Hardcore, un mundo oculto)



Siempre ha estado Paul Schrader interesado en el lado oscuro del ser humano, un acercamiento muchas veces obsesivo, en películas casi siempre interesantes, aunque pocas veces se plasmen en grandes obras. Posibilidad de escape y Aflicción son, en mi opinión, aquellas en que fondo y forma armonizan en excelentes films que son lo mejor de su filmografía. En un momento en el que la voz de Schrader en el cine actual parece silenciada resulta más que apropiada la reivindicación de un cineasta personal y lúcido, con una filmografía irregular, pero en la que abundan los títulos importantes -ninguna obra redonda por la que pasará a la historia, pero muchas películas atractivas-, que siempre a estado a la sombra de compañeros de generación, directores emblemáticos como Scorsese, Coppola o Georges Lucas.

Su trayectoria cinematográfica está marcada por sus propias vivencias, cine y vida se funden, y sus cauces y meandros se encuentran y se cruzan en bastantes momentos de su filmografía, tanto de guionista como de director, llevando al que escribe a la curiosa conclusión de considerar al propio Paul Schrader persona, el primero de sus torturados antihéroes, y su accidentado camino personal hasta llegar a trabajar en el cine, un acto de catarsis.

Tanto en sus guiones como en las películas que ha dirigido, Schrader ha seguido los itinerarios morales de personajes atormentados que buscan su razón de ser enfrentados a entornos hostiles representados por una sociedad cínica e hipócrita, ante la que el cineasta vuelca su pesimista visión de una civilización abocada a la deshumanización, la soledad y el vacío.

Nace Paul Schrader en Grand Rapids , estado de Michigan, en 1946, en el seno de una familia calvinista de rígidas convicciones. Entre ellas, estaba prohibido ver películas, beber alcohol, bailar, fumar ... En ese ambiente crece el joven Paul destinado a ser pastor protestante. Pero al cumplir los 18 se matricula en Derecho en la Universidad de Michigan escapando del yugo familiar. Allí ve su primera película y comienza su pasión por el cine. Se marcha a Los Angeles a estudiar cine en UCLA y allí se pone al día en cultura cinematográfica tras una vida de abstinencia de celuloide -según confiesa llegó a ver más de mil películas en un año-. Consigue una beca para el Centro de Estudios Fílmicos Avanzados y comienza a trabajar como crítico en varias publicaciones de Los Angeles. Dos años más tarde ya es redactor jefe de la revista Cinema. Tras una oscura temporada de depresión, insomnio y alcohol, gracias a la intervención de su hermano Leonard, la Paramount le encarga el guión de Yakuza, un thriller ritual de ambiente japonés dirigido por Sidney Pollack. Un año después firma el libreto de la aclamada Taxi Driver, la primera de sus colaboraciones con Scorsese a la que seguirán Toro salvaje (1980) y La última tentación de Cristo (1988).

El cine de Paul Schrader es un cine humanista, un cine que versa sobre el sentido ético del ser humano. Sus películas muestran un universo personal y subjetivo en el que predomina la reflexión sobre la acción. Sus torturados personajes buscan los caminos que les lleven a encontrar la luz y salir de las tinieblas del alma. Hay veces en que encuentran esa luz en la abyección más absoluta, pero casi siempre tras senderos que buscan la redención. Fruto tal vez de su rígida educación calvinista, hay en Schrader un gusto malsano y morboso hacia lo sórdido, lo extraño, lo retorcido, presente en el descenso a las tinieblas de los antros del sexo, de Jake van Dorn en busca de su hija en Hardcore, un mundo oculto; en el mórbido universo de los hermanos Paul e Irina en El beso de la pantera; en la enfermiza relación de dominación/sumisión de las dos parejas de El placer de los extraños; en el paseo desde la decadencia de la droga a la redención de Posibilidad de escape; en la adicción al sexo del actor de TV Bob Crane en Desenfocado.


En 1978 realiza su primera película. Se trata de Blue Collar, film con tintes sociales y políticos, una línea en la que no volverá a incidir su director. Es un despiadado fresco acerca del trabajo en una fábrica de coches. En Hardcore un mundo oculto (1979) Schrader contrasta el puritanismo con la pornografía en la odisea de Jake Van Dorn en pos de su hija, un descenso a un mundo oculto en el que sus firmes convicciones serán ferozmente derruidas. Están aquí ya los temas y obsesiones que serán habituales en el cine del director de Michigan: una moral ambigua, la decadencia social, la persona que cae en un mundo basado en la corrupción y el engaño. American Gigolo (1980) tiene una puesta en escena austera y elegante para contar la historia de Julian (Richard Gere), un prostituto de lujo al que le gustan las mujeres maduras, que será redimido por el amor de Michelle (Lauren Hutton).

El beso de la pantera (1982) pervierte el clásico de Tourneur con una mezcla de fanatismo religioso, incesto, sexo animal, sangre y romanticismo. Irregular, pero altamente original. La Kinski está más felina que nunca. Malcolm McDowell desentona en su histrionismo. Mishima (1985), escrita con su hermano Leonard y producida por Lucas y Coppola, es su proyecto más personal y el más extraño y alejado de loa estándares hollywoodienses. Renunciando al biopic al uso el retrato del escritor Yukio Mishima es un puzzle histriónico en el que tienen cabida diversos registros: el blanco y negro para los flashbacks sobre la infancia y juventud de Mishima, las estilizadas recreaciones en estudio de fragmentos de sus novelas, todo ello trenzado con la línea narrativa del último día de su vida.




En 1990 estrena El placer de los extraños basada en la novela homónima de Ian McEwan con guión firmado por el Nobel Harold Pinter. La película, de atmósfera enfermiza y malsana, sigue las ambiguas relaciones que acabarán en tragedia de dos parejas en una decadente Venecia. Posibilidad de escape (1992) es un amargo film sobre perdedores y antihéroes, yuppies y traficantes atrapados en una sociedad sin valores. Willem Dafoe da vida a un outsider, un camello hastiado que busca la paz interior en un mundo decadente.
Aflicción (1997) -para quien esto escribe, lo mejor que ha filmado Paul Schrader- parte de la homónima novela de Russell Banks -autor también del título que dió lugar por aquellas fechas a El dulce porvenir, la espléndida película de Atom Egoyan- y es un destilado perfecto de todas las esencias del cine de Paul Schrader aderezado con referencias a todo su cine anterior. El sheriff Wade Whitehouse, interpretado por un magnífico Nick Nolte es uno más en la lista de los atormentados personajes de su director. Tras la intensa Aflicción, Forever Mine defrauda. Se trata de un convencional thriller pasional visto mil veces.
Su primera película del Siglo XXI es Desenfocado, acerca del actor de éxito en la televisión de los 60 Bob Crane (Greg Kinnear), adicto al sexo, las drogas y las cintas de video, y su camino de ascenso y caida, sobre su imagen pública obligadamente blanca y radiante, y los turbios recovecos de su verdadera personalidad. El exorcista: el comienzo (2005) no gustó a los ejecutivos de la Warner que, por extraño que parezca, esperaban otra cosa, y la película no se ha llegado a estrenar. Schrader sólo ha conseguido que se edite en DVD. Renny Harlin fue el encargado de volverla a rodar. Como si de una maldición se tratara después de este encontronazo con los exorcistas de Hollywood no ha vuelto a estrenar en España. The Walker (2007) y Adam Resurrected (2008) siguen en el limbo de las películas invisibles. Paul Schrader no lo merece. 30 años después de su debut todavía esperamos de él grandes películas.

1 comentario:

Kasker dijo...

Excelente artículo sobre un cineasta para muchos invisibles, tan invisible que en el excelente libro "Los fabulosos años del New Hollywood" se le menciona de pasada y más por sus colaboraciones con Scorsese q por su propia obra. Yo recientemente también decidí reivindicar una trayectoria tan interesante como irregular, pero necesaria.

Un saludo.