sábado, 21 de febrero de 2009

Néstor Almendros maestro de la luz.



Un 4 de marzo de 1992 fallecía en Nueva York Néstor Almendros, víctima del sida a los 61 años. Había nacido en Barcelona en 1931. Después de la Guerra Civil, sus padres huyeron con él a Cuba. Allí se formó cursando Literatura y Filosofía en La Habana. También estudió fotografía en Cuba, ampliando conocimientos más adelante en Nueva York e Italia.
En 1961 se establece en Francia donde lleva acabo una brillante carrera profesional como director de fotografía. Es asiduo en las películas de Eric Rohmer (La coleccionista, Mi noche con Maud, La rodilla de Clara, El amor después del mediodía, La Marquesa de O, Perceval le Gallois, Pauline en la playa) y de François Truffaut (El pequeño salvaje, Las dos inglesas y el amor, Domicilio conyugal, Diari íntimo de Adéle H., L'amour en fuite, La chambre verte, El último metro, Vivamente el domingo). Sus primeros trabajos en Francia le proporcionan una reputación preofesional que hace que desde Estados Unidos le reclamen directores como Terence Malick para Días del cielo. Con esta cinta Néstor Almendros gana el Oscar en 1978 a la mejor fotografía. Robert Benton es otro realizador para el que trabaja en Kramer contra Kramer, Bajo sospecha, En un lugar del corazón y Billy Bathgate, ésta última el punto final de su carrera. Destacar también en su etapa americana sus colaboraciones en La decisión de Sofía de Alan Pakula, Se acabó el pastel de Mike Nicholls y en el relato de Scorsese para Historias de Nueva York.
Fuera de su labor como operador de fotografía, codirigió junto a Orlando Jiménez Leal dos documentales anticastristas, Conducta impropia y Nadie escuchaba, y escribió un extraordinario libro, Días de una cámara, altamente recomendable por su agradabe lectura y en el que analiza su oficio de manera clara y amena y nos transmite en sus páginas el amor por el cine que siempre le acompañó.
Néstor Almendros se implicaba a fondo en las películas enm las que trabajaba, poniendo siempre, por encima del lucimiento personal, el interés artístico de cada proyecto. Siempre fue un defensor acérrimo del realismo en las fuentes de iluminación. No soportaba la artificialidad ni la falsificación. A su buen gusto innato para la composición se unía una vastísima cultura visual lo que le hacía obtener brillantes soluciones partiendo siempre de luces mínimas y reales. Fue un apasionado de la cultura en todas sus formas, y en particular del cine, pues se consideraba un cinéfilo militante, conocedor del mejor cine de todos los estilos y todas las épocas.

--Estoy convencido de que ver los clásicos del cine en las filmotecas es la mejor escuela--

--Creo que el cine es una forma de arte generosa. A través de los objetivos, se produce sobre la emulsión fotográfica algo así como una automática transfiguración. Todo parece más interesante en película que en la realidad (...) hay como una magia en el cine: la cámara potencia la realidad.--

--Para mí la principales cualidades de un director de fotografía son la sensibilidad plástica y una sólida cultura. Lo que llaman técnica cinematográfica no posee más que un valor secundario, es cuestión sobre todo de ayudantes.--

Néstor Almendros

1 comentario:

39escalones dijo...

Un grande, un fenómeno, sí señor.
Saludos.