martes, 2 de septiembre de 2008

Poemas de cine




La niebla, el marido, el avión: ¡qué triple lejanía nos separa!
¡Otra vez la soledad, amarga!
Ella se ha marchado.

Volver al esmoquin blanco, al club nocturno,
a la mirada fría y al aspecto taciturno:
¿qué más me queda?
Y tratar de ocultar al enamorado
que desde hace tanto tiempo habita en mí
-bien lo saben el whisky y la ginebra.

Y seguir,
hacerme fuerte y desdeñoso para resistir
muchos años más, quizás, este exilio de mi patria:
el amor de ella.

Oh pianista, ¿volverás,
alguna noche de feliz estrella,
a anunciarme su llegada una vez más?
Será tarde, demasiado tarde:
los maridos se eternizan, las mujeres envejecen
y los enamorados quedamos en un raro mundo aparte
donde el paraíso -¡qué cruel!- es sólo el peso
de recordar París y un beso, sólo un beso.

David Jou
Los ojos del halcón maltés
Poemas sobre cine

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