miércoles, 6 de julio de 2011

Adieu, Leolo, adieu.


Atrás quedan tres años de mucha ilusión y amor por el cine, 382 entradas, que fueron de Hawks a Ophüls, de John Ford a Wong Kar-wai, de Billy Wilder a Woody Allen, de Nicholas Ray a Paul Schrader, siempre escribiendo sobre cine y películas que me dejaron huella, porque es inútil perder el tiempo con el mal cine. Y es el tiempo, o mejor su falta, debido a otras ocupaciones en las que me encuentro enfrascado, el motivo por el que Leolo acaba su periplo bloguero. El soñador Lozone se nos ha hecho mayor y uno ya no puede dedicarle lo que Leolo necesita. Así que, hoy echamos el cierre, no sé si provisional o definitivo. Sólamente me queda agradecer a todas y todos los que habéis compartido conmigo este lugar de cine. ¡¡GRACIAS!!

Seguiremos viendo películas y creyendo que el cine es algo más que un pasatiempo.
Porque soñamos, no somos como ellos.
Adiós.

jueves, 9 de junio de 2011

El amor en Innisfree.




  • Maureen O'Hara: ¡Es un sinvergüenza! ¡Quién se ha creido que es para besarme así!
  • John Wayne: Vaya, sabe hablar.
  • Maureen O'Hara: ¡Solo que hablo cuando quiero! ¡Le drá algo más que conversación si da un paso hacia mí!
  • John Wayne: Tranquila, sacude muy fuerte.
  • Maureen O'Hara: Supongo que lo superará.
  • John Wayne: Hay cosas que un hombre no supera fácilmente.
  • Maureen O'Hara: ¿Qué, por ejemplo?
  • John Wayne: La aparición de una chica que avanza a través de los campos con el sol en sus cabellos, o arrodillada en una iglesia con el rostro de santa.

sábado, 4 de junio de 2011

La música del azar: Alela Diane.



Con su tercer disco recién publicado, la californiana Alela Diane se confirma como una de las voces más interesantes del nuevo folk norteamericano. Alérgica a cualquier tipo de electrificación, la cantautora desgrana historias intimistas basadas en sus propias relaciones o en su familia. Su preciosa voz, arropada por sutiles arreglos acústicos, sobrevuela un universo de emociones contenidas, en el que se van sumando, canción a canción, banjos, pedal steel, dobros, mandolinas, o algún violín.

Alela Diane. Menos es más.


martes, 31 de mayo de 2011

sábado, 28 de mayo de 2011

Tú y yo y todos los demás (Miranda July, 2005)

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Película revelación en Sundance hace unos años (Gran Premio especial del Jurado), se trata de una obra muy original que desde los parámetros del más libérrimo espíritu indie se adentra en los terrenos de la trillada comedia romántica con una mirada extravagante y muy personal.

Miranda July, su polifacética autora -escribe, dirige y protagoniza- es una videoartista y performer, que también ha producido programas radiofónicos, publica relatos breves y ha dirigido videos musicales. Sus cortometrajes e instalaciones sonoras se han proyectado en los espacios más importantes, entre ellos, el Guggenheim Museum, el MOMA de Nueva York y el Institute of Contemporary Arts de Londres.

Christine (la propia July) es una aspirante a artista multimedia que se gana la vida haciendo de taxista y acompañante de personas mayores. Richard (John Hawkwes, un actor que estaba excelente en la reciente Winter's Bones) trabaja de dependiente en una tienda de zapatos, es un recién divorciado padre de dos hijos de peculiares comportamientos: el pequeño Robby vive un tórrido affaire a través de internet y el mayor se convierte, sin proponérselo, en conejillo de indias sexual de unas vecinitas salidísimas.

Sobre el fondo de un Los Angeles aséptico y desangelado, con sus bloques de apartamentos apiñados como cajas de zapatos y sus calles solitarias,las imágenes de Miranda July nos desvelan con soterrado sentido del humor y ternura hacia sus personajes, los sueños, anhelos e insatisfacciones en una pequeña comunidad. el resultado es una comedia extraña, marciana, en la onda de Punch Drunk Love de Paul-Thomas Anderson. Personajes ensimismados, frágiles, presos de un autismo emocional propio de un Kaurismaki trasladado a la soleada California. Está el film de July traspasado por una pátina de dulce melancolía, en un mundo en el que la alienación y el aislamiento dificultan las relaciones entre las personas.

Al final, la única salida está en aceptarse a uno mismo en su propia individualidad, con su particular extrañeza, sí, somos raros, lo sabemos y lo aceptamos. Pero, es que este mundo ¡es tan extraño!. Y Tú y yo y todos los demás asume su condición de rareza, se acepta distinta y torpe también, a la hora de romper el hielo de la incomunicación ante su posible espectador. Los tiempos de Antonioni quedaron atrás. Todos somos un poco freakies.
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lunes, 23 de mayo de 2011

La mujer pantera (Jacques Tourneur, 1942).

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En 1942, en plena Guerra Mundial, la RKO buscaba la manera da hacer frente a las películas de terror de la Universal (Drácula, Frankenstein, El hombre lobo, La momia...) que tanto éxito estaban cosechando. Para ello se contactó con Val Lewton, un productor de origen ucraniano, al que el estudio impuso para su primer proyecto un título. Nada más que eso. La película se debería llamar La mujer pantera. Lewton pensó, para dirigirla, en Jacques Tourneur, un director novel con el que había trabajado en Historia de dos ciudades . Los dos, junto al guionista De Witt Bodeen escribieron una misteriosa historia sobre una mujer de origen serbio afectada por una leyenda ancestral. El film sirvió como modelo para la serie de películas de terror producidas por la RKO después de ella. Decía Lewton al respecto: "Nuestra fórmula es bien sencilla: Una historia de amor, tres escenas de terror, más sugerido que mostrado, y una solo de auténtica violencia. Fundido en negro. Todo ello en menos de 70 minutos." La mujer pantera es eso, y mucho más. Tiene de Lewton, la concepción del terror como una inquietud, algo más psicológico que físico, y de Tourneur la idea de introducir la historia en un entorno reconocible y cotidiano. En contraposición al cine de terror de la Universal, aquí no aparecen monstruos o seres malignos, es lo fantástico lo que irrumpe en lo cotidiano da manera natural. Es un cine de la sugerencia, de la ambigüedad.

En un zoológico, Oliver (Kent Smith) conoce a Irena (Simone Simon), una mujer serbia que trabaja en Nueva York como diseñadora de modas. Se enamoran y se casan. En la noche de bodas, Irena se niega a hacer el amor con el marido y se encierra en la habitación. A partir de este inicio, Tourneur teje una historia repleta de ambigüedades, de distintas interpretaciones, acudiendo a las elipsis, la utilización de la luz y las sombras, la omisión de la figura física de la pantera para hacerla más amenazante, y el sonido como elemento crucial en la acción. El director, en los apenas 70 minutos correspondientes, se muestra como el perfecto artesano, capaz de hacer suyos los argumentos más descabellados y dotarlos de aliento poético. A ello contribuye la labor de Nicholas Musuraca en la dirección de fotografía, un operador que volvería a hacer maravillas con las luces, las sombras, los claroscuros, en otro film de Tourneur, Retorno al pasado, una obra maestra del cine negro.
Como ejemplo de la forma de actuar de Lewton y Tourneur, tomemos la escena en la que Alice (Jane Randolph), la rival de Irena por las atenciones que presta a su marido se siente amenazada en una piscina subterránea por algo misterioso e incorpóreo y permanece en el agua, presa del pánico, incapaz de salir. El terror se sugiere a través de la utilización del sonido, de los contraluces reflejándose en las paredes de la piscina, las sombras inquietantes que podrían ser solo producto de una mujer asustada. Poco antes, en otra secuencia, vemos a Alice caminando sola, de noche por una calle junto a Central Park. La mancha de luz de cada farola se convierte en un oasis de seguridad para ella, rodeada de amenazantes oscuridades. Sus vacilantes pasos se acompañan de sonidos que podrían proceder de los pasos de un gran felino, pero que parecen surgir de las ramas mecidas por el viento.

La mujer pantera fue concebida como unproducto de serie B con unpresupuesto que daba para pocas alegrías.Tourneur era un cineasta capaz de moverse con solvencia en estas circunstancias y aprovecharlas en beneficio artístico del film. A los directivos de la RKO no les gustó cuando vieron la copia de la película finalizada. Tentados estuvieron de dejarla para el fin de los días en un estante del estudio pero había que rellenar huecos, y para su asombro, la película fue un éxito. Costó unos 134.000 dólares y recaudó más de 4 millones. Es por ello que el tándem Lewton-Tourneur podría rodar después Yo anduve con un zombie y The Leopard Man.

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